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Goya se basa en el relato de Ícaro y Dédalo de la mitología griega. Tras construir para el rey Minos de Creta el laberinto del Minotauro, Dédalo y su hijo Ícaro son encerrados en una torre para que no revelen los secretos del laberinto. Para escapar de la isla, Dédalo construye unas alas uniendo plumas con hilo y cera. Dédalo advierte a Ícaro que no vuele muy alto porque el calor del sol derretirá la cera, pero Ícaro se olvida, vuela más alto y pierde plumas al derretirse la cera, cayendo al mar donde se ahoga.

Tres siglos antes de Goya, Leonardo da Vinci había estudiado el vuelo de los pájaros y había diseñado varios aparatos voladores (paracaídas, tornillo aéreo, ala delta), algunos de los cuales eran realizables con algunas mejoras.

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